martes, 17 de abril de 2018

Reseña Arcade: Gals Panic

 

Si entre los lectores existe alguien que me seguía a finales de 2011, que supongo que será nadie porque ya están todos muertos o con familia y trabajo bien remunerado, recordará que me pegó la fiebre por el MAME… o sea el emulador de maquinitas. Había muchísimo material para jugar por años y empecé con los clásicos de toda la vida que siempre quise jugar sin necesidad de gastar el dinero que sobraba del mandado, las reseñas no se hicieron esperar y justo cuando estaba adentrándome al mágico mundo de los Arcade de corte erótico (todo sea por las visitas, obviamente) mi portatil explotó y con ello varias entradas que estaban gestándose. La que más me dolió perder, porque estaba terminada del todo, fue Gals Panic pero pudo más la pereza. Al regresar mi equipo funcionando pasé de terminar de nuevo el escrito y quedó en el olvido para siempre… hasta el día de hoy.



En una encuesta de repercusiones masivas por Twitter (el enlace a mi maravillosa cuenta necesitada de su amor está en el lateral derecho), el público decidió que esa entrada tenía que ser de dominio público. La verdad es que me alegro, no tenía entradas preparadas para publicarse y el tiempo que exige jugar y escribir sobre un Arcade es muchísimo más corto que el de cualquier juego de consola o PC.



Gals Panic es un título de claro corte erótico que salió al mercado en 1990, destinado principalmente a locales que fueran frecuentados por público adulto. Obviamente más de una de estas máquinas terminó en algún salón de recreativas para todo el público porque el dueño no tenía ni puta idea de qué estaba adquiriendo. Todo el rollo de los Arcade o maquinitas me llegó cuando estaba por extinguirse, por lo tanto me perdí de este tipo de leyendas y con ello de la oportunidad de contarles alguna anécdota que me hubiera tocado vivir, pero basta de lamentaciones. Por lo que he podido leer en la vasta internet Gals Panic era la puta bomba entre los chiquillos de la época, y la pasta que los salones recababan era bestial en comparación a muchos otros juegos, me imagino que el dueño del local se alegraría enormemente de no prestar atención a qué puñetas compra ante lo lucrativo que salió el negocio, claro, hasta que llegara la asociación de padres del barrio a reclamar y se viera obligado a retirar la máquina… o ponerla hasta el fondo de toda la sala.

 

Realmente el éxito de esta recreativa acompañado de su mitificación más tarde no me impresiona en lo absoluto, lo tenía todo para triunfar. A diferencia de la actualidad donde el contenido erótico y pornográfico gratuito es infinito y donde la variedad para satisfacer todos los gustos es abrumadora dado que existe desde las imágenes eróticas de corte más convencional, hasta el video sórdido que tiene anguilas o pulpos de por medio... o donde se puede encontrar la serie hentai hardcore que tiene de protagonista a  una niña con edad especulativa de 7 años a solo 6 clicks de distancia (los conté) en 1990 la cosa no era tan fácil (y perturbadora). El acceso al material de corte erótico/festivo en esa época para un preadolescente era casi una utopía, limitado mayormente a las revistas que podías agandallar de tu padre o hermano mayor. Encontrarte de la nada una máquina que te prometía imágenes REALES de chicas DESNUDAS si eras hábil ante el joystick en tu salón más cercano provocaba sorpresa, curiosidad y el bendito morbo para más de una partida, aunque eso significaba dejarse todos los cuartos.


Gals Panic además de enseñar chicas japonesas en paños menores también es un juego de puzles sencillísimo que toma prestada la base de Qix, explicamos esto a continuación. En este picosito título encarnamos a un punto…. sí, un puto punto que vive feliz en los límites de un rectángulo muy grande que contiene en su interior la imagen oculta de una de las 6 chicas que protagonizan la aventura. Nuestro trabajo es salir de nuestra zona de confort y empezar a robar territorio moviéndonos hacia el interior del rectángulo para dibujar una figura que cerrándola por completo nos descubrirá parte de la imagen oculta. Fácil, sencillo y para toda la familia (es un decir).  La victoria la alcanzamos cuando logramos por lo menos despejar el 80% del área… claro, esto no significa que sea un paseo por el parque.



En total tenemos 6 niveles (uno por cada chica) dividido en 3 fases, cada uno con su “jefazo” que habita en el interior del cuadro con el objetivo de hacernos gastar todo nuestro dinero en tiempo record. El primero es el más sencillote, tiene como tarea permitirnos aprender cómo se maneja todo el desmadre, de enemigo tenemos una araña enorme que ralentiza nuestros movimientos y es ayudado por arañas más pequeñas. La segunda fase está custodiada por una bola de fuego con cara que dispara idem por todas partes, mucho más rápida y letal debido a los proyectiles que lanza. Por último tenemos un puto ángel salido de Evangelion que lanza mierda multicolor, se mueve en chinga y puede matarnos con una nube de electricidad que destruye a nuestro punto aunque esté en “zona segura”.


La zona segura es como llamo al margen blanco que ocupamos al inicio y que sirve de contorno a toda el área que liberamos, casi siempre permanecer en esta zona nos evitará la muerte. Cuando decidimos pasar al ataque y liberar partes de la imagen dejamos una línea verde como estela que dibuja toda el área que recuperaremos si logramos con éxito cerrar la figura, si algo; cualquier cosa, toca esta estela verde, moriremos de forma irremediable. Aquí el chiste es ser rápido y evitar ser demasiado ambiciosos para no morir por abarcar muchísima área lo que nos hace más vulnerables a ser tocados. Sonará a broma pero Gals Panic exige estrategia, saber qué áreas poder tomar teniendo en cuenta la posición del enemigo y agilidad para pensar rápido en momentos donde se suelta la lluvia de hostias.



Tenemos un medidor en la parte superior de la pantalla que va bailando de izquierda a derecha según nuestro desempeño. Quedarnos mucho tiempo estáticos o ser poco hábiles hará que el medidor se mueva a la izquierda, la zona caliente. Llegar a esta zona significa sustituir la imagen que queremos rescatar de nuestra mosa en paños menores por algo bastante menos inspirador; como un ninja, una oveja o una rana con vestido. Si somos rápidos, destruimos enemigos al encerrarlos con una de nuestras figuras u obtenemos bonus por el escenario nos moveremos al lado contrario. Si llegamos a este extremo lograremos liberar la imagen de forma automática.



Para meterle aún más candela al asunto tenemos una escena bonus al finalizar alguna fase, así como nos puede obsequiar más tiempo o vidas también puede quitar tiempo o hacernos repetir una fase anterior de nuevo. Por lo general los resultados son más negativos que positivos. Una vez pasadas las tres fases de cada señorita y teniendo nuestra recompensa en forma de imagen de la modelo en vivo toca seleccionar otra chica. Las fases se vuelven a repetir, lo que significa que al final jugablemente estaremos repitiendo en bucle las mismas fases… con el único incentivo de wachar a todas las chavas.



La dificultad se vuelve despiadada para la segunda fase y dado que solo tenemos 3 intentos por cada crédito más les valía a los jugadores de antaño ser unos maestros en el arte de destapar cuadros para no salir trasquilados de la sala de recreativas. El juego hace uso de la velocidad de los enemigos, del movimiento errático de estos y de proyectiles para hacernos perder. Sin embargo la simple mecánica y la reanudación inmediata de nuestro progreso una vez depositamos más dinero hacía de esta máquina una verdadera tragaperras.



El juego es muy vistoso, tiene gráficos muy coloridos y bonitos a pesar de su simpleza así que era muy sencillo llamar la atención, algo crucial en esos tiempos. Las imágenes son puro pixel bastante detallado para la época y de recompensa por nuestro buen hacer teníamos las fotos reales de la modelo en cuestión en una resolución que no dejaba nada a la imaginación. La banda sonora es floja, apenas unas tonadillas que se repiten en bucle durante las fases y la fanfarria cuando logramos acabarlas. Es notorio la presencia de voces para cada una de las protagonistas, no dicen más que 5 frases pero imagino que para la época estaba bien y todo.



El juego es el estandarte de los juegos eróticos de arcadia al ser el más famoso, jugado y querido. No revolucionó a nivel de mecánicas la industria pero consiguió convertirse en una leyenda por su picante propuesta y el morbo que evocaba en los salones recreativos. Fue tan exitosa esta máquina que surgió toda una saga  con otras 5 entregas más que añadieron mejoras sustanciales aunque la base siguió siendo la misma, inclusive en el transcurso de toda su historia cambió de modelos japonesas a norteamericanas, regresó a las niponas y terminó por pasarse a presentar personajes de corte manga/anime.

TOTAL: 7

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