viernes, 9 de octubre de 2015

Reseña Xbox 360: Metro Last Light




 

Metro 2033 fue un título que adquirí hace varios años y me decepciono bastante. El juego tiene cosas muy buenas, la primicia está de puta madre, la ambientación es maravillosa y las criaturas y lugares que enfrentamos durante toda la aventura se mezclan de forma perfecta… lo malo… que las mecánicas no terminaban de funcionar bien y la IA en algunos momentos incrementaba a lo estúpido la dificultad nomás por las bravas.

De todos modos hoy no estamos para tocar el tema con esa cosa, nos vamos a centrar con la secuela: Metro Last Light. El juego en cuestión toma lo mejor de su antecesor pero añade arreglos muy necesarios a varios niveles: Desde la IA de los enemigos humanos los cuales ya no da puto asco combatirlos, una mejor distribución de los puntos de control, la desaparición por completo de escenas donde los scripts parecían evitar que nuestras acciones tuvieran peso, un balanceo de armas que no dejó contento a muchos más las típicas mejoras técnicas, venga, directo al asunto.


Metro 2033 encantó a no poca gente, su estética pos apocalíptica y sus mecánicas alejadas de un juego de disparos en primera persona convencional hicieron de las delicias de aquellos que lo disfrutaron… menos yo, por sus bugs, su IA de comportamiento absurdo y… por sus bugs joder.  Aun cagándome en la puta madre de todos el juego fue bien recibido y años después llegó Last Light, que ahora sí lo disfruté bastante. Aunque la cosa no es tan bonita como parece; poco después de adquirirlo me enteré de toda la polémica vertida en este juego: hablamos de DLC al por mayor, siendo el más descarado un modo de dificultad, una estupidez tremenda y varios episodios que complementan la historia confirmados desde el día uno, en fin, no me duele mucho en cuanto lo económico pues pagué por él lo equivalente a un paquete de pan integral.

 

La historia sigue los eventos acontecidos en Metro 2033. Luego de que Artyom mandara saludos lanzando decenas de misiles a los oscuros, una misteriosa raza de seres humanoides que tenían todas las papeletas de convertirse en los amos absolutos de la tierra. Tiempo después, Artyom, que ahora es un soldado de alto rango, recibe la noticia de la existencia de un oscuro superviviente del ataque que él mismo ejecutó… y bueno, toca terminar de una vez por todas el trabajo a pesar de existir opiniones sobre la necesidad de mantener vivo a la extraña criatura pues es inofensiva y consigo puede enseñar cosas interesantes. Durante la búsqueda nuestro protagonista es capturado junto al oscuro y llevado a una de las instalaciones del Reich; Artyom se encuentra con un soldado comunista y juntos logran escapar. Desde este punto Artyom se ve solo ante una nueva amenaza que se cierne en las cabezas de todos los habitantes del metro, facciones enfrentadas a muerte y la búsqueda obligada del oscuro llevan al protagonista a un camino lleno de sorpresas y traiciones….madre de Dios, ha sido la sinopsis más genérica hecha en la historia del Blog, creo.

La historia arranca lenta, de hecho en los primeros capítulos apenas vamos a hacer algo aparte de escuchar diálogos y conversar –sin decir una palabra- con los personajes de la estación. Algunos capítulos son exclusivos de recorrer lugares o de ver cinemáticas, cosa que no resulta muy molesta en realidad, no estamos ante 40 minutos de ni siquiera tocar el control pero igual a alguien más quisquilloso esto le desagrada en futuras re jugadas por la imposibilidad de saltarlas. Como bien he dicho el título se divide en capítulos, cada uno con una introducción donde el protagonista habla sobre sus pensamientos actuales, nada especialmente original pero efectivo. 

 

Básicamente nos encontramos a la misma fórmula vista en Metro 2033, pero mejorada en algunos puntos y rebajada en otros. Escribir sobre las armas me parece el ejemplo perfecto de esto: En la anterior entrega de la saga veíamos que las armas eran de todo menos efectiva, los enemigos requerían ingentes cantidades de munición para acabar con ellos y usarla a lo estúpido era de todo menos recomendado, llegando al extremo de casi necesitabas estar a 1 metro para empezar a infringir daño… vamos, una mierda. Pero esa puta mierda estaba justificada totalmente: hablamos de vivir en un lugar de condiciones precarias, donde las armas y munición se fabrican con lo que está a la mano y aparte esto invita a ser sigiloso –un concepto roto -. Pues bien, ahora tenemos más variedad de armas y su efectividad ha sido balanceada para no gastar 30 cartuchos de escopeta en un imbécil, esto hasta cierto punto es bueno, los tiroteos son más entretenidos y la posibilidad de quedarte atrapado en medio del fuego sin munición es muy baja; esto no agrada a todos y lo entiendo dado que ese constante enervante de no tener balas para afrontar el combate directo o decidir si guardarlas para después ha desaparecido.

Aun con las armas balanceadas los tiroteos no son cosa sencilla, los soldados enemigos siempre vienen en grupos numerosos que se distribuyen por todo el mapa y el protagonista no aguanta mucho. Venga, a pesar de todos los cambios sustanciales el poder salir como un lunático acribillando al personal no funciona, sigue premiando el sigilo. Ahora sí, en esta cuestión, el juego deja de ser una puta mierda… pero sigue estando lejos de ofrecer la experiencia sigilosa definitiva. Atrás quedaron esas escenas donde los enemigos eran auténticos sabuesos que a la mínima te freían a balazos o de tener sentidos ultra desarrollados que permitían a los hijos de puta ver a través de paredes y disparar a tropocientos metros…. Ahora las cosas inclusive han avanzado al otro extremo. Sí, es considerablemente más entretenido sortear y eliminar poco a poco los enemigos en Last Light, cuidando que nadie nos pille… pero los soldados enemigos ahora pasan por un cuerpo inerte del que hace 4 segundos era un compañero… y les vale verga.

 

La gran mayoría de enfrentamientos puede evitarse o bien escabulléndose como una vil rata o matando a todos de forma silenciosa, ya sea con un ataque cuerpo a cuerpo desde la espalda o lanzando dagas… que madre de Dios, esas cosas son sin error a equivocarme las armas más tochas del juego; atinar con una de estas sin importar la parte del cuerpo significa una muerte instantánea. Para ayudarnos en nuestra tarea de sacar la basura usaremos las sombras y recovecos para escondernos, una luz azul en nuestra muñeca nos avisa si estamos expuestos, mientras esta esté apagada no estaremos expuestos al peligro de ser descubiertos.

A veces es complicado salir inmaculado de una zona y entonces nos liaremos a tiros con el enemigo, que sin tener aun una IA sobresaliente son lo bastante osados para avanzar en grupos y rodearnos, lanzando bombas o enviando a soldados a que nos maten detrás de nuestra cobertura.  El arsenal disponible es bastante variado, aunque causa una impresión inicial de vulnerabilidad al no poder contar con más de tres armas y siendo obligados a seleccionar solo aquellas que más se nos acomoden. Al final uno no tardará en hacerse con su propio conjunto viejo y confiable.

En lo personal fue encontrar las armas de alto calibre y olvidarme de pistolas y rifles pues no me sentía nada cómodo usando alguno de estos. En esta última partida me las apañé muy bien evitando salir de una escopeta, un rifle de precisión y una ametralladora, pero en teoría todas las armas son útiles y hagas lo que hagas estarás a merced de diversas carencias.

Las pistolas y escopetas sin modificar son excelentes para derribar de pocos disparos a soldados y criaturas, pero tiene contras lógicos, como el ruido intenso que hacen al ser disparadas y el tiempo de carga; las ametralladoras por otra parte son muy completas y poderosas… pero la munición es escasa; esto mismo se puede decir del rifle de precisión, letal como él solo pero con munición muy justa y sobre todo cara; otras armas utilizan balines o flechas, las primeras son armas de bajo costo pero se asemejan a la potencia de las armas del primer Metro, mientras las últimas jamás las llegué a utilizar.

Las armas pueden comprarse con balas de alta calidad y mejorarse a nuestro gusto con diversos aditamentos: silenciadores, miras infrarrojas, zoom más pronunciado e inclusive aumentar cañones en las escopetas… comprar tanto las armas como las mejoras es bastante caro y uno se la piensa mejor, en especial porque unos enemigos llegan a soltar armas de alto calibre que podemos tomar son ningún problema junto a munición e ítems vitales. La munición de calidad sirve tanto de moneda de cambio como verdadera munición utilizable para el combate que en pocas palabras es perfecta para matar.

 

A parte de las dagas y munición contamos con diferentes tipos de bombas, minas y filtros para nuestra máscara, que nos permite respirar en la superficie o en condiciones ambientales tóxicas.

El control del protagonista en un principio puede resultar caótico, para ser un título de disparos en primera persona cuenta con bastantes comandos e inclusive incluye diversos menús para seleccionar armas, cambiar munición, cambiar objetos secundarios o realizar alguna acción contextual. Parecerá una mamada que entorpece la experiencia, pero a mí me ha encantado el hecho de tener un comando para recargar nuestra linterna o limpiar el visor del casco que se agregan a otras acciones de suma importancia como el cambiar los filtros de oxígeno.

Algo distintivo de la saga Metro es su peligrosa fauna local, llena de monstruos grotescos de todos los tamaños y formas que hacen ver a una cucaracha adorable. En esta entrega vuelven algunos ya conocidos pero otros desaparecen de un plumazo o tienen un papel escueto. Entre las razas veteranas están los nosalis en sus diferentes variantes y los demonios, a estos se les suman arañas gigantes fotofóbicas, gambas que atacan desde el agua y una extraña especie de cangrejo/ vegetal verde. Cierto es que no son novedades sorprendentes pero todos son unos hijos de puta, al contrario de los soldados las bestias vienen a por uno de forma salvaje sin miramientos, directo a ti sin tener en cuenta nada, así uno termina huyendo de una caterva considerable que apenas nos alcancen nos matará.

De hecho se mantiene la cualidad  enemiga de ser jodidamente letales y de volverse un dolor de cabeza lidiar con ellos sea quien sea. Las arañas destacan por ser rápidas e invulnerables a nuestros disparos, siendo necesario quemarlas con la luz de la linterna para rematarlas una vez están panza arriba, sueña sencillo pero uno no llega, alumbra y mata, no señor, uno tiene que bailar con ellas, evitar perderlas de vista, guardando una distancia y no desesperarse por lo escurridizas que son;  los nosalis no tienen tanto chiste aparte de disparar, pero cuentan con ventaja numérica y un zarpazo quita bastante vitalidad; los demonios aparecen de forma muy escueta pero siguen siendo uno de los enemigos más temibles; mientras que las gambas y vegetales mutantes se suman a los dolores de culo sufridos en la superficie.

 

El avance en el juego se da por episodios, mezclando fase de infiltración y tiroteos en el metro, visitar estaciones concurridas con misiones secundarias y subir a la superficie. Puede sonar que la cosa cuenta con poca variedad pero es queda en mera impresión, la gran mayoría de las fases están muy bien construidas y cuentan con situaciones que las hacen únicas, claro, no encontraremos una variedad excesiva de misiones o un cambio de ritmo pero tampoco se siente que estemos avanzando sin más.  Dentro del metro nos esperan zonas oscuras en ruinas con trenes abandonados y pasillos estrechos con peligro latente, también la invasión de bases enemigas y, como bien he dicho, relajarnos un poco visitando estaciones civiles.

Las fases en la superficie son una gozada, siempre me ha parecido lo mejor del juego a nivel técnico y jugable, no solo estamos a merced de las criaturas que viven ahí; somos obligados a movernos por lugares abiertos donde no existe lugar para esconderse y el medio ambiente nos hace pasar por momentos tensos. Para sobrevivir al aire libre requerimos oxígeno, y este es limitado, nuestra reserva puede ser ampliada un poco encontrando más por todo el escenario pero jamás es el suficiente para hacer de esto un paseo por el parque.

Técnicamente ha mejorado mucho de su predecesor, lógico pues hablamos de un juego que salió a inicios de la generación pasada; las caras de los personajes ya no son idénticas en muchos casos aunque a la hora de los diálogos se siente muy poco naturales, carentes de expresión. Las luces y sombras cumplen y los escenarios son mejores de manera muy amplia de Metro 2033. La superficie sigue y su atmósfera apagada, peligrosa y muerta me encanta, lo mejor de todo el puto juego recorriendo zonas urbanas, edificios destruidos y áreas llenas de vegetación con una paleta fría y opaca.  Si hablamos de sonido este no destaca por tener tonadas memorables pero los diversos ruidos emitidos por el entorno y enemigos llegan a causar escalofríos, me he llegado a quedar inmóvil esperando que algo salte por una puerta solo por el ruido lejano de algo acercándose.

 

En definitiva, Metro Last Light mejora una barbaridad lo ofrecido la entrega anterior pero a costa de rajar algunos conceptos interesantes. Aun así es un título muy recomendable tanto para los amantes de los libros, de Metro 2033 o aquellos que quieran una experiencia fuera de lo normal con tintes de supervivencia.  La duración no es uno de sus pilares más fuertes, tomando aproximadamente 8 horas terminarlo en la dificultad máxima… que viene por defecto en el juego. Ahora que si las experiencias lineales no te van recomiendo pensártela mejor tantito. A día de hoy todo aquel que le tenga ganas puede hacerse con el de manera sencilla, es un juego disponible para la Xbox 360, la PS3, la PC y también se puede encontrar en una versión mejorada junto a 2033 para Xbox One y PS4.

TOTAL: 8

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